Por: Ceciliano Cortes Areli Belén; Mejía García Saharai Carolina
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Alguna vez
te has preguntado, ¿Dónde surgió el Contrato Matrimonial? A lo largo de la
historia la sociedad ha hecho uso de diversas costumbres, términos y marcos
jurídicos que le permitan llevar una mejor relación de convivencia con los
demás integrantes de su familia y en especial con la pareja previniendo aquellas situaciones en las que alguno de los miembros de la pareja diga “Se acabó el amor”.
Por ello
hemos decidido hacer una descripción de la familia romana, integrando aspectos
que hoy en la actualidad siguen en vigencia, como la existencia del contrato
matrimonial que fue en Roma donde por primera vez se utilizó el término, por
esto mismo deseamos iniciar con la concepción que se tenía en ese entonces del
término “familia”
- En sentido restringido, familia significaba la reunión de personas sometidas a la potestad o a la manus (poder sobre la esposa) de un pater familias (jefe familiar); En donde, la familia era una unidad política, económica y religiosa, cuyos integrantes estaban vinculados entre sí, por un vínculo civil.
- La familia se constituía a partir del matrimonio legítimo, o justas nupcias formándola los cónyuges, y todos los descendientes nacidos de esa unión (filius), y de los descendientes de esos filius, que también eran filius familias.
Ya que el
pueblo romano poseía un pensamiento pragmático al respecto de la forma y estilo
de vida de cada uno de sus miembros, de modo que el matrimonio no se escapaba
de aquel pensamiento utilitario; las relaciones sexuales, la convivencia y la
vida en común de dos personas era considerada como un contrato en el cual no solo se veía sometida la voluntad de una
pareja sino la de toda la familia. Esto en el sentido se hace notar la
transformación que ha sufrido la concepción de familia, desde esa época romana
hasta la actualidad, señalando y
observando que varios aspectos dieron pauta y son la plataforma de lo que hoy
se conoce como “Matrimonio” y todo
aspecto legal que conlleve el mismo.
De modo, que
con el matrimonio de una nueva pareja había que distinguir dos tipos de
funciones de este contrato una de ellas era la celebración de la unión de dos
familias y la segunda era ver al matrimonio como una fuente de incrementos
económicos. Por lo que cualquier romano debía cumplir con ciertos requisitos
para poder contraer matrimonio; uno de los requisitos primordiales para
contraer matrimonio es que la pareja fuese de ciudadanía romana y que fuesen
libres, es decir, sin matrimonios previos, actualmente para poder contraer
matrimonio por el civil es necesario que la pareja en el caso de México posea
la misma ciudadanía, y que no haya contraído matrimonio previamente, en caso de
que uno de los contrayentes ya hubiese estado “casado por el civil” este deberá estar soltero para contraer nuevamente
matrimonio.
Una vez que
la pareja romana cumplía con los requisitos, se celebraba el contrato
matrimonial donde se estipulaban las cantidades económicas a otorgar por parte
de las familias de ambos contrayentes; actualmente en dicho contrato matrimonial
se estipulan las funciones, deberes y obligaciones de cada uno de los contrayentes,
y en alguna variantes de este contrato en la actualidad se estipula el
porcentaje a otorgar por parte de cada uno de los contrayentes al gasto
familiar, quien se hará cargo de ciertas labores del hogar y quien de otras, y
si es que se van a tener hijos o no.
Antiguamente, esto no era así, y si los contrayentes
ya no querían seguir en matrimonio algunas formas de disolverlo eran:
b) Por Capitis
deminutio maxima: la captura de uno de los dos cónyuges por el enemigo, lo cual
le convertía en esclavo/a y por tanto perdía su status libertatis, que podía
recuperar si regresaba.
c) Por Capitis
deminutio media: que era cuando un ciudadano era deportado y perdía su
ciudadanía, perdía su status civitatis y por tanto, la capacidad de contraer o
permanecer en matrimonio.
d) Divorcio.
Sencillamente desaparecía la voluntad de ser marido y mujer. Aquí no hacía
falta alegar ninguna causa por la cual querían disolver el matrimonio, pero no
por eso era bien visto. Por otro lado, si la promotora del divorcio era la
mujer, ésta sufría una serie de sanciones económicas respecto a la dote y los
hijos.
En
la actualidad, para poder disolver el matrimonio es necesario acudir a la
autoridad competente donde se discuten las razones por las cuales la pareja
quiere disolver el matrimonio y comienza un largo proceso de disolución
parental. Así que hay que agradecer a
los romanos el Contrato Matrimonial y las clausulas que este contiene.
Gracias pues a los Romanos por el Contrato...¡excelente Sara y Are!
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