jueves, 1 de noviembre de 2012


PAPEL DE LA FAMILIA “CONTEMPORÁNEA” EN LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS.
 
En la familia se habla de objetivos que hay que cumplir o llevar a cabo. Entre estos, encontramos la educación de los hijos y fundar en ellos valores, así como el cubrimiento de necesidades  básicas, (salud, alimentación, seguridad, y vestimenta) sin embargo, cada familia se las ingenia de diferente manera para cumplir con ellos.
Hace poco tiempo, (20 años aproximadamente) los roles estaban completamente establecidos, papá debía salir a trabajar para llevar comida y dinero a la casa, y mamá hacerse cargo de la casa y de cuidar a los niños. Hoy en día, esta concepción ha cambiado, pues ahora no importa si la mujer es quien sale a trabajar y si el hombre se queda en casa para hacerse cargo del hogar y del cuidado de los hijos. Sin embargo, hay quienes cumplen con el mismo objetivo dejando de lado otros, es decir, ambos salen a trabajar, tanto padre y madre trabajan largas jornadas, para cubrir las necesidades de los niños (desde comida y techo hasta académicas) y la pregunta es: ¿Quién se hace cargo de inculcar valores en los niños y de su educación como es el respeto, la tolerancia, cooperación, etc.?
 
Muchos padres tienen la idea de que cumplen con tal objetivo enviándolos a la escuela, pero ¿debería ser la escuela la encargada de fomentar estos valores? La realidad en las familias “contemporáneas” es que los niños crecen con la televisión y las nuevas tecnologías, y si bien les va, algunos cuentan con cuidadores que, con regularidad son otros familiares (abuelos, tíos, etc.) o son pagados por los padres, y de esta manera, éstos intentan compensar la falta de tiempo de calidad con sus hijos y por ende, la transmisión de estos valores imprescindibles -los cuales no en todas las ocasiones son transmitidos por los cuidadores con los que los niños pasan la mayor parte del tiempo-.
Algunos padres, en el tiempo de descanso que tienen, no quieren saber de tareas escolares, ni asuntos relacionados, con lo cual, se da pie a que los niños eviten hablar del tema y los padres no sepan nada de los que están viviendo sus hijos. Así mismo, los niños comienzan a reprimir una serie de sentimientos y habilidades que pueden ser fortalecidos por los padres.
También se da que otros tantos de los padres de familia mantengan cierto sentimiento de culpa por no estar tanto tiempo con ellos, y quieran compensarlo con regalos materiales y cumpliendo caprichos del menor y, de esta manera truncan los límites en los infantes. Así es que, si la escuela ha inculcado algún valor,  habilidad o conocimiento, al llegar a casa, todo el proceso que se ha ganado tiende a retroceder en casa, pues no es reforzado por los padres.
Por tanto, es importante que los padres se realicen, que trabajen y lleven a cabo otras actividades que sean de su agrado, que compartan gastos y que intenten darle todo lo que necesiten a sus hijos, pero no hay que perder de vista, que también se necesita de su participación en los asuntos de educación y valores; es cierto que la escuela juega un papel importante en la formación de los menores, pero siempre se requiere que los padres participen también en estas actividades, que cooperen con los profesores de sus hijos para un mejor resultado, por ejemplo en la ayuda de tareas en sus hijos o asistiendo a las actividades que proponen los profesores como la invitación a realizar lectura dentro del aula de clases.  
Si en verdad quieren lo mejor para sus hijos, denles tiempo, préstenles atención, fomenten valores, convivan con ellos, ayúdenles en sus tareas, platiquen con ellos, no los dejen encargados con la televisión, el internet o los videojuegos, y además, pongan límites. A continuación presentamos algunas propuestas para pasar tiempo de calidad con los niños:
ü  Platica con tu hijo en cualquier oportunidad: Durante los caminos del día (al ir hacia la escuela, al recogerlos, etc.), al compartir los alimentos, antes de dormir. Pregúntale qué hizo durante ese día, cómo le fue, con quién estuvo, quienes son sus amigos, así mismo cuéntale lo que tú hiciste en el día.
ü  Al platicar con ellos, no le des “el avión”, pon atención a lo que dicen, seguro se dan cuenta. Ellos se sentirán importantes si les prestas atención, valora lo que é o ella hace, dale tú opinión, pero “sin regañar” eso los hace sentir que no hacen nada bien o culpables de toda acción.
 
ü  Pregunta ocasionalmente cómo van avanzando tus hijos en la escuela, qué se les complica y en qué ha mejorado.

ü  Ofrécete a ayudarle en sus tareas, investiga de que manera le puedes ayudar, pero sin resolverle el trabajo completo.
ü  Usa las nuevas tecnologías a tu y su favor: Investiga que juegos existen, que le llama la atención y juega con ellos lo que les gusta (aunque sea 5 minutos). No permitas que tenga acceso todo el tiempo que tú no estás con ellos, limita su uso. Existen juegos recreativos que favorecen su desarrollo.
 

 
ü  No olvides los juegos clásicos como la lotería, el domino, el memorama, palillos chinos, trompo, balero, damas, rompecabezas, juegos que tú usaste cuando niño (a). También son de utilidad para mejorar la convivencia y sus capacidades.
ü  Los límites también son importantes para que se relacionen mejor con los otros. Marca reglas claras y concretas, (ej. El juego termino, es hora de levantar los juguetes).
ü  Cuando hagan algo mal, explica qué hizo mal y dale alternativas para resolver, más no digas que él o ella es malo (a). También puedes explicar las consecuencias antes de que lo realice.
 
Recuerda que la salud mental de tus hijos mejora su calidad de vida, su creatividad, y su desempeño escolar, lo que le permitirá adaptarse más fácilmente al entorno que los rodea. Y para lograrlo es necesario que no dejes todo en manos de los profesores y/o extraños. La pieza principal en la educación de los hijos son los padres.
 
Lili Marlene Torres Guadarrama
 

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